Uno de los pasos más importantes para la libertad financiera es hacer una lista de todo lo que tienes, todo lo que debes, y todo lo que ganas. ¡Esto se llama llevar cuentas claras! Es el principio de la contabilidad.

La Biblia dice: “Una casa se edifica con sabiduría y se fortalece por medio del buen juicio” Proverbios 24:3 (NTV). Eres sabio con tu dinero cuando sabes dónde está, dónde está yendo y de dónde viene.

La gente dice que el dinero habla. ¡En realidad no habla! Se va calladamente. Si llegas a fin de mes y te preguntas: “¿Dónde se fue mi dinero?” significa que no estás llevando un presupuesto. Cuando tienes un presupuesto, eres tú quien le dice a tu dinero dónde quieres que vaya en vez de preguntarte a dónde se fue. Un presupuesto, sencillamente, es el gasto planificado.

¿Por qué este principio de llevar bien las cuentas y saber lo que debes, lo que recibes y lo que tienes es tan importante? Porque la ignorancia más el crédito fácil es igual a desastre. ¡Es un desastre!

Cuando vayas a una tienda, no lleves tu tarjeta de crédito. Si no estás seguro si puedes o no permitirte una compra, ya estás en problemas. Es una insensatez decidir antes de conocer los hechos. No es sabio comprar algo antes de saber si lo podrás pagar. La única forma de saber dónde estás exactamente con tus finanzas es llevando buenos registros y presupuestando tus gastos.

Haz tu lista, conoce los hechos de tu situación financiera, y vive de acuerdo a ellos.

Reflexiona sobre esto:

• ¿Qué impide que tengas una visión honesta de tus finanzas? ¿Qué debes hacer al respecto?
• ¿Cuáles son las áreas de tu vida en que te resultaría más difícil controlar tus gastos?
• ¿Qué crees que Dios quisiera que priorizaras en tus gastos?

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Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; Haz esta oración.