Deja Que Dios Tome El Asiento Del Conductor

“Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga”.  Mateo 16:24 (TLA)

¿Cómo lo dejas ir y lo dejas a Dios? Primero, debes hacer que Jesús sea el administrador de tu vida.

El problema es que generalmente queremos ser el administrador de nuestras propias vidas, por lo que discutimos y no estamos de acuerdo con Dios. Creemos que sabemos lo que es mejor. La razón por la que estás bajo mucho estrés es que estás constantemente peleando con Dios en tu mente: “¡Sé que Dios dice que haga esto, pero en cambio yo quiero hacer aquello!”.

Todas las mañanas, cuando te levantas, tienes que tomar una decisión: ¿Quién va a estar a cargo de tu vida? ¿Quién va a tener el control, tú o Dios? ¿Quién va a tomar las decisiones? ¿Tú o Dios? Todos los días, momento a momento, estás tomando esa decisión. Cuando eliges hacerte el administrador de tu propia vida, causa conflicto, confusión y estrés.

Jesús dice en Mateo 16:24: “Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga” (TLA). Esto es lo que los cristianos usualmente hacen: cuando nos convertimos en creyentes de Cristo, le damos el asiento del conductor y luego saltamos de inmediato al asiento trasero y nos convertimos en conductores desde el asiento de atrás. Constantemente le estamos dando “consejos” como, “No, gira hacia aquí”. Detente. Espera. ¡Más rápido! Quiero ir por ese camino. Quiero ver esa vista”.

Hace muchos años, Kay y yo tomamos lecciones de baile. El instructor nos dijo que uno de los mayores problemas que tienen las parejas es dejar que el otro lidere. Cuando ambos tratan de liderar, se pisan los pies todo el tiempo, y no se ve muy bonito.

Tu vida no se ve muy bonita cuando tratas de liderar con Dios al mismo tiempo. Solo necesitas dejar que Dios sea Dios y hacer de Jesús el administrador de tu vida.

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Qué detalles de tu vida te resultan más difíciles de entregar a Dios?
  • ¿Cómo has estado peleándote con Dios sin decir una palabra? ¿Qué revelan tus acciones sobre quién está manejando tu vida?
  • Toma la determinación de darle a Dios el control de las áreas de tu vida dónde tienes preocupaciones y estrés. ¿Cómo se verá eso? ¿Qué diferencia hará eso en tu vida?

¿Has confiado en Jesús para tu salvación?

La Biblia dice que solo podemos llegar al cielo confiando en Dios a través de su Hijo, Jesucristo. Y no tenemos que ganarnos el amor de Dios o trabajar para llegar al cielo. La Biblia dice: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte” Efesios 2: 8-9 (NVI).

Si no has confiado en Jesús, ni te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo, haz esta oración:

“Querido Jesús, has prometido que, si creo en ti, todo lo que he hecho mal será perdonado, aprenderé el propósito de mi vida, y algún día me aceptarás en tu hogar eterno en el cielo.

“Confieso mi pecado, y creo que eres mi Salvador. Has prometido que, si confieso mi pecado y confío en ti, seré salvo. Confío en ti cuando dices que la salvación viene por gracia, a través de la fe, y no por nada que yo haga. Te recibo en mi vida como mi Señor. Hoy estoy entregando cada parte de mi vida a tu administración. Tienes el derecho de tomar las decisiones en mi vida.

“Jesús, quiero descansar en tu amor. Gracias por no tener que ganarlo o trabajar para eso. Quiero usar el resto de mi vida para servirte en lugar de servirme a mí mismo. Humildemente te entrego mi vida y te pido que me salves y me aceptes en tu familia. En tu nombre Jesús oro. Amén”.

Si oraste para aceptar a Jesús, envíame un correo electrónico a [email protected] y déjame saber al respecto. Me gustaría enviarte algunos materiales gratuitos para ayudarte a comenzar tu viaje con Jesús.


Comparte Esperanza Diaria con tus amigos.