Cuatro Pasos para Perdonar a Otros

“Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. Efesios 4:31-32 (NVI)

Muchos de nosotros no entendemos realmente lo que es el perdón. Luchamos con toda clase de conceptos equivocados sobre lo que significa perdonar a otros. Mencioné un poco de estos conceptos específicos en el devocional de ayer. Estoy convencido que si más personas supieran como el perdón realmente luce, estarían mucho más dispuestos a perdonar en vez de mantener las heridas del pasado a un nivel poco saludable.

La Biblia claramente nos llama a perdonar a otros. Gálatas 6:1 dice, “Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado” (NVI).

Entonces si Dios espera que perdonemos a los demás, ¿Cómo es el perdón bíblico saludable? Aquí está un proceso de cuatro partes que debemos recorrer cuando estamos luchando con un dolor causado por otros.

  1. Reconoce que nadie es perfecto. Cuando odiamos a alguien, tendemos a perder nuestra perspectiva sobre esa persona. Cuando estamos llenos con resentimiento y amargura y dolor, tendemos a deshumanizar al ofensor. Lo tratamos como a un animal.
    Pero todos fallamos por igual. La Biblia dice, “No hay una sola persona en la tierra que siempre sea buena y nunca peque” Eclesiastés 7:20 (NTV). Todos somos imperfectos.
  2. Renuncia a tu derecho de desquitarte. Este es el corazón del perdón. La Biblia dice, “No busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: ‘A mí me toca vengarme. Yo le daré a cada cual su merecido’” Romanos 12:19 (TLA). Mereces tomar represalias, pero debes comprometerte a no hacerlo. No es justo, pero es saludable. No es una decisión de un solo día en la vida, sino que tomas a diario, incluso, puede ser una decisión que conlleve otras decisiones momento tras momento.
  3. Responde al mal con el bien. Así es como sabes que has disculpado totalmente a alguien del mal que se ha cometido contra ti. Humanamente hablando, es casi imposible poder responder al mal con el bien. Necesitarás la ayuda de Dios. Necesitarás el amor de Jesús para que te llene. ¿Por qué? Porque el amor de Dios no lleva un registro de las ofensas recibidas (ver 1 Corintios 13).
  4. Reenfócate en el plan de Dios para tu vida. Detente y deja de enfocarte en la herida y en la persona que te lastimó. En cambio, enfócate en el propósito de Dios para tu vida, el cual es más grande que cualquier problema o dolor que pudieras estar enfrentando.

Entre más continúes enfocándote en la persona que te lastimó, esa persona te controla. De hecho, puedes ir más lejos. Si no liberas a tu ofensor, empezarás a parecerte a tu ofensor.

Entonces no te quedes otro día en tu resentimiento. Si has estado aferrado a un dolor causado por alguien más, camina a través de estos cuatro pasos y ¡avanza el resto de tu vida hacia la vida para la cual fuiste creado para vivir!

Reflexiona sobre esto:

  • ¿Puedes pensar en un momento cuándo respondiste al mal con bien? ¿Cómo cambió esa situación?
  • ¿Cuál de los cuatro elementos para un perdón bíblico saludable mencionado anteriormente es usualmente el más difícil para tu manejar?
  • ¿Por qué piensas que tanta gente prefiere mantener su dolor en vez de liberarlo? ¿Cómo la amargura afecta a alguien emocionalmente y físicamente?

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Si todavía no has confiado en Jesús y no te has comprometido a seguirlo, ¿por qué esperar más? Si estás listo para cruzar esa línea y tomar la decisión de creer en Jesucristo y seguirlo; haz esta oración.


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