Cómo orar Efectivamente

 

“Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si me son infieles los dispersaré entre las naciones; pero si vuelven a mí y obedecen mis mandatos y viven conforme a ellos . . . yo los volveré a traer al lugar que elegí para que mi nombre sea honrado’” (Nehemías 1:8-9 NTV).

Aquí hay cuatro secretos para la oración respondida basados en la vida de Nehemías:

  1. Basa tu petición en el carácter de Dios. Ora sabiendo que Dios te responderá: “Espero que contestes esta oración por quién tú eres. Eres un Dios fiel. Eres un gran Dios. Eres un Dios amoroso. Eres un Dios maravilloso. ¡Puedes manejar este problema, Dios!
  2. Confiesa los pecados de los que estás consciente. Después de que Nehemías basa su oración en quién es Dios, él confiesa sus pecados diciendo: “Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste” (Nehemías 1:6-7 NTV). No fue culpa de Nehemías que Israel entrara en cautiverio. Ni siquiera había nacido cuando sucedió; lo más probable es que nació en cautiverio. Sin embargo, se está incluyendo a sí mismo en los pecados nacionales. Él dice: “He sido parte del problema”.
  3. Reclama las promesas de Dios. Nehemías ora al Señor y le dice: “Te suplico que recuerdes lo que le dijiste a tu siervo Moisés” (Nehemías 1:8, NTV). ¿Te imaginas decirle a Dios que “se acuerde” de algo? Nehemías le recuerda a Dios una promesa que hizo a la nación de Israel. En efecto, él ora: “Dios, tú advertiste a través de Moisés que, si somos infieles, perderíamos la tierra de Israel. Pero también prometiste que, si nos arrepentíamos, nos la devolverías”.

    ¿Es que Dios necesita que le recordemos las cosas? No. ¿Olvida lo que ha prometido? No. Entonces, ¿por qué hacemos esto? Porque nos ayuda a nosotros a recordar lo que Dios ha prometido.

  4. Sé específico en lo que pides. Si quieres respuestas específicas a la oración, haz peticiones específicas. Si tus oraciones consisten en peticiones generales, ¿cómo sabrás si son contestadas?

Reflexiona sobre esto:

  • Piensa en alguna petición de oración que has hecho recientemente a Dios y que aún no ha sido respondida. ¿Qué te motiva a seguir orando al respecto?
  • Ora nuevamente por esa petición, y sigue los pasos de arriba. ¿Cómo cambia tu oración?
  • ¿Qué promesas de Dios necesitas reclamar?

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