No libre de Pecado, Pero Podemos Pecar Menos

“Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad”. 1 Juan 1:8 (NTV)

Todos tenemos partes de nuestras vidas que simplemente no funcionan. Nadie cumple con el estándar de perfección. Pretender que lo tenemos todo listo cuando todos conocen que no, es tonto. De hecho, la Biblia le llama a eso: Engañarse a sí mismo.

Nunca dejarás de pecar en este planeta, pero es posible pecar menos. Así que ¿por qué es tan difícil cambiar cosas en nosotros que realmente no nos gustan?

  1. Porque hemos hecho las cosas a nuestra manera por mucho tiempo. Algunos de nuestros mecanismos de defensa pecaminosos fueron desarrollados en nuestra infancia, tal vez como resistencia al dolor o como una forma de tratar con el estrés. Incluso estos mecanismos son en el fondo contraproducentes, al menos nos resultan familiares. Ellos nos dan un sentido de comodidad y control. Porque los hemos empleado por mucho tiempo, nos encerramos en nuestro pensamiento y asumimos que no hay otra forma de enfrentar nuestras circunstancias.
  2. Porque nos identificamos con nuestros mecanismos de defensa. A menudo confundimos nuestra identidad con nuestros mecanismos de defensa o nuestros malos hábitos. Cuando los vemos como una parte natural de quienes somos, los tratamos como incambiables, y eso nos predispone para equivocarnos por siempre. Por ejemplo, alguien que frecuentemente se enoja, puede excusar ese comportamiento diciendo: “Así soy yo”.
  3. Porque nuestro mecanismo de defensa tiene consecuencias. Lo que se premia se repite. Tus mecanismos de defensa pueden maquillar tu dolor, cubrir un temor, darte una excusa para fallar, o compensar la culpa –esa puede ser tu recompensa. A menudo funcionan en el corto plazo. Pero en el largo plazo, esos patrones destruirán tus relaciones.
  4. Porque satanás nos desanima. Una vez que comienzas a intentar cambiar algo en tu vida, Satanás comenzará a decir: “¿Quién te crees que eres?” Nunca vas a cambiar. No has sido capaz de cambiar en el pasado. ¿Por qué crees que serás capaz de cambiar ahora? No tiene sentido. No va a funcionar”. Esos pensamientos y temores son plantados en tu mente por el mismo diablo.

Esas cosas evitan que cambiemos las heridas, hábitos y complejos que sabemos que no son saludables.

Así que, ¿Qué se necesita para alterar esos patrones tan profundos en nuestras vidas que realmente no queremos?

La Biblia dice que tiremos esos patrones y permitamos que el Espíritu Santo renueve nuestra forma de hacer las cosas: “Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo” (Efesios 4:21-24 NTV).

Reflexiona sobre esto:

Hablar de ello

  • ¿Has intentado cambiar un mal hábito en el pasado, pero te sentiste desanimado? ¿Por qué crees que te sentiste de esa manera? ¿Cómo respondiste?
  • ¿Qué mecanismo de defensa has perpetuado al pensar que es parte de tu diseño? Intenta cambiar tu pensamiento: En lugar de decir, “Soy adicto al trabajo”, di, “Trabajo demasiado”. En lugar de decir: “Soy flojo” di, “Tengo la tendencia de hacer las cosas a un lado y posponerlas”.
  • Considera lo que este versículo te dice sobre cambiar la manera de vivir: “Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, porque ya no son esclavos de la ley. Ahora están al servicio del amor de Dios” (Romanos 6:14 TLA).

Comparte Esperanza Diaria con tus amigos.