Ama a Otros de la Misma Forma Que Dios Te Ama

“El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia”. 1 Corintios 13:7 (NTV)

El mismo amor que Dios te da, Él quiere que lo ofrezcas a todos los demás con los que tienes contacto. No es una opción o una sugerencia, es un mandato de Jesús: “Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros”. (Juan 13:34 NTV).

Si eres un seguidor de Cristo, debes amar a todos lo que te rodean, sea que te caigan bien o no, de la misma manera que Cristo te ama. Eso significa que debes aceptarlos por completo, amarlos incondicionalmente, perdonarlos totalmente y considerarlos extremadamente valiosos.

¡El amar a los demás de esta manera transformará tus relaciones!

La Biblia dice en 1 Corintios 13:7, “El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia” (NTV).

Así es como Dios te ama: Dios nunca deja de ser paciente contigo, nunca deja de creer en ti, Él nunca deja de desear lo mejor para tu vida, nunca se da por vencido y esto es lo que Dios quiere que hagas con todos los demás.

“El amor nunca deja de ser paciente”. Esto significa que el amor extiende la gracia. Debes ofrecer gracia a los demás.

“El amor nunca deja de creer”. Esto significa que expresa fe. Le podrías decir a alguien: “Aunque estamos teniendo un momento difícil, nunca dejaré de creer en ti”.

“El amor nunca deja de desear lo mejor”. Eso significa que el amor espera lo mejor. ¿Estás esperando lo mejor en tu matrimonio o te has conformado con menos de lo mejor?

“El amor nunca se da por vencido”. Eso significa que el amor soporta lo peor. Significa que puedes mirar a la otra persona y decir: “Puedes hacerme mal, y aun así voy a seguir amándote, pase lo que pase”.

Oración:

Si quieres comenzar a transformar tus relaciones hoy, te invito a orar a Dios de la siguiente manera: “Dios mío, admito que he cometido desastres en mis relaciones. Son complicadas y están desechas, a menudo me he conformado con menos de lo mejor. ¡Necesitan una transformación! Me gustaría que comenzaras por cambiarme a mí.

Libérame de mis miedos, porque puedo ver cómo me hacen estar distante y a la defensiva e incluso demasiado exigente. Todos los días a partir de hoy, quiero entregarte mi corazón. Quiero aprender a vivir mi vida en tu amor y estar lleno de tu amor.

Ayúdame a aceptar a los demás, tal como me has aceptado a mí. Ayúdame a amar a los demás incondicionalmente, tal como me has amado. Ayúdame a perdonar a los demás totalmente, así como me has perdonado. Y ayúdame a valorar a los demás tanto como me valoras. Ayúdame a extender la gracia y expresar fe en las personas que me rodean. Ayúdame a esperar lo mejor de los demás y ayúdame a soportar lo peor cuando sucede. Te pido esto en el nombre de Jesús. Amén”.


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